De un tiempo a esta parte he ido confirmando las grandes posibilidades de guarda que tienen algunos vinos uruguayos, particularmente el Tannat, ya que su ADN le permite durar y evolucionar en el tiempo. Ya hablè en su momento de otros exponentes de este cepaje de los años 1998 (Reserva del Virrey, Irurtia) y del 2002 (Marichal Reserve Collection). Hoy toca el turno de el año 2000, a través de un clásico exponente de Los Cerros de San Juan, el Cuna de Piedra.
La foto responde al hecho de que la botella no cuenta con etiqueta, sino con ese papel colgado de su cuello. Es llamativo tambièn ver el corcho, en perfectas condiciones y sin signo alguno de filtrado.
Al servirlo en la copa denota su evoluciòn, con un color bordeaux oscuro y ribetes que van hacia el ladrillo. Su estructura se mantiene y evidencia en la copa.
Como sucede muchas veces con los vinos de varios años que se han conservado en buenas condiciones, es en la nariz donde se destacan. En el caso del Cuna de Piedra Tannat 2000, los primeros aromas que se sienten son propios de la evoluciòn, con un leve dejo alicorado. Aparecen tambièn notas de la crianza, cuero, tabaco, tè negro. Le sigue un toque de brea y un profundo regalìz. Parece asomar una fruta pasa junto a otros aromas que recuerdan un mueble viejo.
En boca su ataque es seco y el sabor es a tabaco, frutas pasas y tierra. Aùn mantiene buena acidez y sus taninos estàn en retirada, aunque todavìa se hacen sentir. El final es muy persistente y el retrogusto que otorga es a licor de cassis y madera.
Se consigue en la bodega y tambièn en Montevideo Wine Experience. Vale la pena descubrir estos exponentes de muchos años y observar el potencial de guarda que tienen nuestros vinos. Màs aùn lo vale si lo compartimos con viejos amigos disfrutando de una charla interminable, con un risotto de hongos y panceta.