Pasò un nuevo Salòn del Vino de Conrad, el momento màs esperado por todos los amantes del vino. Esta vez me tocò ir un dìa a trabajar con la bodega Los Cerros de San Juan, que ademàs de presentar sus etiquetas presentò algunas etiquetas de Luigi Bosca y Cruzat; y al dìa siguiente ir representando a Revista Placer, pudiendo disfrutar de la velada desde el otro lado del mostrador.
Por primera vez desde hace tiempo no veo una gran diferencia de pùblico entre el viernes y el sàbado, lo cual para aquellos que querìamos disfrutar del lugar fue altamente positivo. No hubo interminables colas por la comida y los stands de vino estaban fàcilmente alcanzables, junto a una correcta circulaciòn del pùblico.
Como es usual en los salones de vino, muchos blancos, rosados y espumosos no estaban en la temperatura correcta a la hora de abrir las puertas. Pero vayamos a un punto alto del Salòn del Conrad, un gran trabajo por parte del staff del hotel manteniendo la limpieza del lugar, levantando continuamente servilletas, platos descartables, cubiertos, etcètera, al igual que los recipientes en los stands para desechar el vino.
Vayamos a los vinos. De las màs de 600 etiquetas pude degustar el sàbado unas 30, junto con alguna màs el viernes. Como siempre sucede varias de las que querìa probar no pude, ya sea porque cuando lleguè no habìa, o porque mientras caminaba por allì otras opciones se iban sumando a la lista. Son momentos para aprovechar a probar las novedades pero tampoco se puede dejar de lado los clàsicos, por lo que la lista original sòlo sirve de base al final de la noche. Les dejarè una selecciòn de lo que pude probar y fotografiar. En el correr de estos dìas irè subièndolos tambièn a la Sala de Cata. Sepan disculpar la falta de menciòn al color, es que las luces del salòn no permiten percibir correctamente los colores del vino, y mucho menos sus matices.
Comencè con el Miolo Cuvèe Brut, un espumoso brasilero muy delicado con aromas frescos y frutales, que si bien me gustò mucho esperaba un poco màs de èl, tal vez la temperatura le jugò una mala pasada. Seguì con el Crios Torrontès 2014, probablemente el mejor Torrontès de la Argentina, creaciòn de la nùmero uno de este cepaje en la vecina orilla, Susana Balbo, logrando un vino plagado de aromas a càscara de limòn, pomelo rosado y flores blancas. Luego un alegre descubrimiento fue el Viognier Reserva 2013 de Bertolini y Broglio, con la medida justa de madera para lograr un poco màs de estructura y otorgarle un abanico aromàtico que iba de lo cìtrico a lo floral, con algunas notas de madera. El Zuccardi Serie A Chardonnay-Viognier sorprendiò con su estructura. Aunque en un primer momento puede parecer que haya un exceso de madera. Despuès de unos instantes aparecen tambièn los frutos tropicales y aromas provenientes de la malolàctica. El Cocò de Bouza es uno de los grandes vinos blancos de nuestro paìs, con una mezcla de Chardonnay y Albariño que le otorga aromas a plàtano, durazno, frutos tropicales frescos y notas de manteca y vainilla. El Arnais-Chardonnay de Viñedo de los Vientos es siempre una novedad, utilizando la sutileza del Arneis con la fuerza del Chardonnay, sin usar madera. Un vino muy fresco y con algo de mineralidad que lo hace una opciòn muy interesante. Deberìamos ver en màs tiendas los vinos de Viñedo de los Vientos, pero mientras tanto les comento que en Pepe Botella (Rodò y Blanes) se pueden encontrar.
Un blanco que quedò fuera de las primeras fotos pero no podìa dejar de mencionar es el Sauvignon Blanc Outer Limits de Viña Montes. Un vino exquisito, bien distinto a los nuestros, con aromas herbàceos por doquier, prevaleciendo el pasto recièn cortado y los espàrragos. Una muy buena acidez y una delicadeza que hace que hasta los màs fèrreos contrarios a los vinos blancos inclinen su cabeza. Otra de las etiquetas destacadas en blancos, especialmente para aquellos que apreciamos la madera bien utilizada en estos vinos es el Apartado Gran Chardonnay 2011 de Rutini, con un 90% de Chardonnay, un 7% de Semillòn y un 3% de Pinot Grigio. La fruta tropical se mezcla con la miel y la vainilla, con un fondo de cìtricos para un vino complejo y delicioso.
Uno de los vinos màs interesantes de la noche fue un rosado de Gamay, una cepa desconocida en estas latitudes pero que otorga en este caso aromas a frutos rojos frescos y rosas. Siguiendo con los rosados otro de los màs interesantes fue uno al que no le pude sacar foto, por ello bajè una de Internet. Se trata del Minuty 2014 de Côte de Provence, una mezcla de Garnacha (50%), Cinsault (40%) y Syrah con un marcadìsimo aroma a duraznos frescos y sutiles notas de fresias. Despuès fue el turno de un clàsico rosado del Uruguay como lo es el Tannat Rosè de Atlàntico Sur, con aromas a frutas rojas frescas y dejos de violeta, otorgando ademàs una estrucutra llamativa para un rosado. Capìtulo aparte y sin foto propia es el Oporto Valdouro Rosè. Aromas a carmelo de frutilla, miel, cerezas al marrasquino y regaliz. Impresionaba su estructura y còmo dejaba marcada la copa, la cual debì enjuagar varias veces para poder continuar la cata.
Llegò la hora de los tintos. Comencè por un Pinot Noir de Viña Montes, con aromas a frutos negros macerados, setas y un ahumado muy bien integrado, mezclado tambièn con cacao y cafè. Luego llegò otro de los grandes descubrimientos de la noche, el Gran Reserva 2013 de Viña Edèn, 75% Tannat, 15% Merlot y el resto Marselàn con 12 meses de barrica. Aromas a frutos negros maduros, regaliz, caramelo y cacao. A la hora del Malbec elegì un clàsico, el Achaval Ferrer. Ciruelas y cerezas maduras, junto con aroma a violetas y notas propias de la barrica. Un vino de gran estructura que como todo Malbec tiene una entrada dulce, pero lejos està de empalagar.
El Petit Verdot es de esos cepajes maravillosos poco explorados, en parte porque madura tarde y es difìcil de trabajar, en parte porque estamos en un mercado muy clàsico. Sea por lo que sea este exponente nunca defrauda y mucho menos con el respaldo de la cosecha 2011. Aromas a ciruela, moras, caramelo y algo mineral que recuerda al grafo. En boca es potente e invita a tomar una y otra copa. Luego fue el turno del Primo 2008. El vino ìcono de Carlos Pizzorno, un blend que otorga aromas a frutos negros muy maduros, especias, hoja de tabaco, madera, cuero y mucho màs. Imperdible. Para terminar con los tintos por hoy, uno que no estaba en el programa pero apareciò detràs de un mostrador. El Tara-Pakay de viña Tarapacà, mezcla de Cabernet Sauvignon y Syrah, presenta aromas a frutas negras muy maudras, canela, higos en àlmibar, sotobosque, regaliz, roble y un sinfìn de aromas provenientes de sus 16 meses de barrica. Un clase A de Chile.
Me queda aùn hablar de los vinos de postre y otros tanto de los que no tengo fotografìas. En el correr de los dìas irè subiendo los vinos que mencionè aquì pero con un anàlisis màs profundo.
Si fuiste al Salòn y algùn vino de los que no està aquì te llamò la atenciòn, te pido lo comentes. Salud!