En un universo tan vasto y subjetivo como el vino y su comunicaciòn, ¿podemos hablar de un vino mejor que otro?, ¿podemos decir que un vino màs caro es mejor que uno màs barato?, ¿podemos preferir un vino màs barato o “peor” a uno “mejor”?
Las respuestas a mi entender serìan sì, por supuesto que sì, y obviamente que sì.
Tenemos que entender y entrenar la diferencia entre gusto, opiniòn y realidad. La primera es la ùnica que jamàs podrà estar equivocada. Podremos no estar de acuerdo con los gustos de una persona, pero no podemos de ninguna manera decirle que los mismos son erròneos. Si alguien prefiere un vino en caja sobre un vino fino, està perfecto, o si usamos una misma bodega como ejemplo (y dos vinos de la misma variedad), a alguien le gusta màs el vino base del portafolio antes de los vinos màs complejos y cuidados, eso es incuestionable. De igual forma puede no gustarle el producto top de la marca (estemos hablando de vinos, autos, zapatos, etc).
Ahora pasemos a la opiniòn, la cual sì puede estar equivocada, ya que puede estar formada con informaciòn parcializada, puede ser un tema que escapa a nuestro entendimiento o podemos cargarla con factores emocionales, los cuales nublan la opiniòn. Graficarè este pensamiento, mezclàndolo con la nociòn de realidad, con un ejemplo ajeno al vino y otro propio de nuestro tema de conversaciòn. Yo puedo opinar que una guitarra Fender es lo mismo que una guitarra china que compro en un supermercado, ya que para mì “son lo mismo” o “suenan igual”. Bueno, esa opiniòn es indiscutible y objetivamente errònea, ya que de ninguna manera son lo mismo. Los materiales utilizados son distintos, el producto es distinto y lo que se puede lograr con una y otra es distinto, quizàs no en mis manos, pero seguro que en las de alguien que sepa veamos inmediatamente la abismal diferencia entre una y otra, que se ve en gran medida reflejada en la diferencia de precio.
Con el vino pasa exactamente lo mismo, si una bodega elabora un vino A y un vino B, ambos de la misma variedad, pero para el vino A usa uvas provenientes de suelos comunes, con altìsima producciòn, poco cuidado en la selecciòn, etcètera; mientras que para el vino B usa uvas de sus mejores parcelas, con rendimientos muy bajos, un muy cuidado proceso de selecciòn, una fermentaciòn especial, un tiempo de guarda en barrica, etcètera, el vino B serà, por regla general, mejor que el vino A (y màs caro por supuesto). Cualquier consumidor puede preferir el vino A al vino B. Es màs, podrìa detestar el vino B, ya que no tiene lo que busca en un vino, pero no podemos decir que el vino A es mejor que el B, ya que intrìnsecamente no lo es.
El problema de esta afirmaciòn es que en nuestra mente cuando decimos que de dos ìtems, uno es el mejor, pensamos automàticamente que el otro es el peor y por lo tanto decimos que es de mala calidad. Esto no es asì, el ìtem que queda en segundo lugar, puede ser de muy buena calidad perfectamente. Mercedes es mejor que Volskwagen, sin con esto estar diciendo que la segunda marca es mala.
En resumen, sì podemos hablar de vinos mejores que otros. Es màs, es parte fundamental del trabajo diario de aquellos que nos dedicamos a la comunicaciòn del vino desde el lugar que sea. Podemos (y deberìamos) hablarlo desde un lugar de objetividad, basado en hechos, opiniones fundamentadas y concretas. Por supuesto que habrà variables en cada oportunidad, podemos hablar de los mejores vinos tintos hasta X precio, de los mejores vinos de tal variedad, de los de tal bodega, etcètera. Porque en definitiva, si no podemos decir que un vino es mejor que otro, ¿què son entonces las guìas, concursos y puntajes que vemos y consultamos continuamente?
Segundo, por regla general, es correcto afirmar que un vino caro es mejor que uno màs barato. Detràs de ese precio (ademàs de factores intangibles y que son interesantìsimos para discutir en otra oportunidad) hay mejor materia prima, mejor tecnologìa, màs horas de trabajo, (en ocasiones) mejores profesionales, etcètera.
Tercero: lo ùnico absolutamente indiscutible es el gusto, pero debemos tratar de no confundirlo con la opiniòn. A mì me gusta el sabor de vinos que sè que no son buenos, y no me gustan algunos vinos que sè que son excelentes. Si no aprendemos a diferenciar el gusto de la opiniòn, entonces al encontrarnos frente a una variedad que no nos gusta, automàticamente podrìamos decir que los vinos de esa variedad no son buenos, afirmaciòn cuando menos algo peligrosa.
Una pregunta extra podrìa ser si un vino caro puede ser malo. Por regla general no, aunque puede ser (y eso es aùn màs grave tal vez) decepcionante, y allì le atribuiremos caracterìsticas muy negativas. Màs adelante escribirè acerca de lo que nos otorga y deberìa otorgar un vino excepcionalmente caro.
Si alguien al terminar de leer asume que lo que estoy diciendo es que no hay vinos econòmicos buenos, claramente no entendiò. Hay excelentes vinos por precios sùper accesibles e incluso en algunos casos, cuando evaluamos la relaciòn calidad precio podemos encontrarnos con sorpresas muy interesantes. Simplemente digo que lograr mayor calidad cuesta màs dinero, y eso termina indefectiblemente en la botella.
1 Comentario
Berenice
Pablo,
Excelente post, me encanto la forma en que lo compartes, realmente es claro y creo que los conceptos que utilizan nos llevan a reflexionar el verdadero significado de cada uno de ellos. En mi punto de vista personal el hacer esa diferenciación de la opinión, realidad, y gusto, nos llevara a probar de una manera donde valoraras mas cada botella y sin tener una expectativa especial. Y es que aunque tengo mis “gustos”, me alegra mucho abrir diferentes botellas de diferentes precio, países, regiones y saber que al final, el vino es vivir, disfrutar y compartir.