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En los últimos años he podido percatarme de la baja en la demanda de vinos de Bordeaux entre los franceses. Supongo y espero que se trate de una tendencia pasajera, porque estamos hablando de algunos de los mejores vinos del mundo, con un equilibrio perfecto entre potencia y sutileza. Obviamente que al pensar en Bordeaux nos imaginamos sus tintos, pero los blancos de la región son sumamente interesantes, pero de ellos hablaré otro día.

De todo lo que hay para hablar y contar sobre Bordeaux, hoy me voy a concentrar en la zona conocida como Médoc, es decir, las tierras al este del estuario de la Gironda, desde la ciudad de Bordeaux hacia el norte. Se trata de una franja de tierra de unos 80 kilómetros de longitud por unos 5 de ancho en las áreas que más se adentra en la tierra, alejándose del estuario.

El clima es claramente oceánico, con influencia tanto del estuario como del Océano Atlántico, aunque la influencia de este último se ve mitigada gracias al bosque de Landes (Landas en español), el bosque no natural más grande de Europa, creado en el siglo XVIII con el objetivo de detener la erosión. La mano del hombre se ha visto en esta región desde hace mucho tiempo. No olvidemos que son terrenos ganados al mar en su mayoría, gracias a la intervención de ingenieros holandeses… De hecho, los sistemas de drenaje existen al día de hoy y siguen funcionando.

El suelo en esta zona es mayoritariamente grava y caliza. Algo interesante de Bordeaux y que facilita su estudio, es que conocer el suelo permite conocer el blend, y viceversa. Los suelos “cálidos” como los presentes en Médoc son ideales para el Cabernet Sauvignon, por ello la abrumadora mayoría de los vinos de la región tienen esta uva como columna vertebral. Los suelos “fríos” (arcilla por ejemplo) son ideales para el Merlot. Por ello en la región de Pomerol es esta variedad quien se encarga de dar forma a los vinos.

Es importante recalcar que hace pocos años, como respuesta al calentamiento global se aceptaron en Bordeaux nuevas uvas, por lo que no debe sorprendernos si en pocos años en los blends encontramos Arinarnoa, Marselan, Touriga Nacional o Castets para los tintos, y Albariño y Liliorilla para los blancos.

Volvamos a la zona de Médoc. Dentro de la misma hay ocho apelaciones, las cuáles son exclusivamente de vinos tintos: Médoc, Haut-Médoc, Margaux, Moulis-en-Médoc, Listrac-Médoc, Saint-Julien, Pauillac y Saint-Estèphe. Si algunas de ellas les suenan es normal, algunos de los vinos más buscados de Bordeaux provienen de algunas de esas apelaciones, especialmente Margaux y Pauillac. Vale destacar que en la región también se producen vinos blancos y rosados, aunque los mismos deben ser vendidos bajo la apelación regional Bordeaux AOC, o Vin de Pays de l’Atlantique.

Con respecto al estilo de los vinos, si bien cada Apelación tiene sus características propias, hay algo que se repite en muchos casos y es el uso del Cabernet Sauvignon. La norma es que entre el 60 y el 80% del corte sea de esta variedad, siendo completado con Cabernet Franc, Malbec, Merlot y Petit Verdot en ese orden de importancia. Habrá que esperar para saber cómo se incluyen las nuevas uvas aceptadas.

Ahora vayamos a las apelaciones. Voy a empezar por Médoc y Haut-Médoc. Médoc es la apelación más norteña de la región y en el siglo XVII era una serie de pantanos. Hacia mediados de 1800 sus vinos comenzaron a ganar notoriedad. Los vinos de esta apelación no necesitan que las uvas pertenezcan exclusivamente a la misma, es decir, un vino etiquetado como “Médoc” puede contener uvas de cualquiera de las otras apelaciones. ¿Por qué? Porque Francia.

Aquí llamativamente la variedad más plantada es Merlot, aunque sus vinos sean de base Cabernet.

Haut-Médoc tiene una extensión de unos 60 kilómetros de largo y comienza en las afueras de la ciudad de Bordeaux. Los suelos son más variados, con grava, arena, caliza y arcilla. Desde el siglo XVIII que encontramos vino aquí. En la zona encontramos las apelaciones de Margaux, Listrac, Moulis-en-Médoc, Saint-Julien, Pauillac y Saint-Estephe. Esto puede parecer confuso pero no lo es tanto. Si una bodega de Margaux usa solo uvas de Margaux, puede usar esa apelación, pero si su vecina usa uvas de otra apelación, puede usar el nombre de Haut-Médoc.

Hasta el siglo XVIII, Saint-Estèphe era conocida como Saint-Estèphe-de-Calon. Se cree que la palabra “Calon” deriva de la palabra “madera” en gaélico. Hay dos canales artificiales que drenan la zona (recordemos que era todo pantano), el canal Saint Vicent y el Mappon. La abundancia de arcilla en el suelo permite que en años secos, los cuales vemos cada vez menos, las vides de esta apelación cuenten con una reserva de agua. Antiguamente los vinos eran muy duros y había que esperar muchísimo tiempo para disfrutarlos. Hoy en día ha aumentado el porcentaje de Merlot y eso lleva a que se puedan tomar a los pocos años, disfrutando de las notas especiadas clásicas de la apelación, sobre todo clavo de olor.

Pauillac debe su nombre a la comuna homónima, que supo ser un puerto de gran importancia. Hasta la revolución francesa era obligatorio que los barcos que venían desde el Atlántico hacia la ciudad de Bordeaux se detuvieran en Pauillac para que un capitán local siguiera el trayecto. Suelos profundos de grava dan un muy buen drenaje a las 1200 hectáreas de viñedo de la apelación. La gran mayoría son propiedad de tan solo 17 bodegas, entre ellas Lafite, Mouton Rothschild y Latour, 3 de los grandes nombres de Bordeaux. Sus vinos tienen una fineza extraordinaria y envejecen de forma maravillosa. Aromas comunes en ellos que identifican la región son el cacao, tabaco, grafito, cedro, grosella negra y flores.

Saint-Julien se conocía como Saint-Julien-de-Reignac hasta principios de 1900, luego cambió su nombre a Saint-Julien-Beychevelle como tributo al puerto de la ciudad. Fue la primera comuna en establecer un panel de cata para aprobar los vinos en 1973. 925 hectáreas con buen drenaje y alto contenido mineral en el subsuelo dan vinos con perfiles que recuerdan al nuevo mundo. Chocolate y cerezas en nariz pero taninos suaves y sedosos. Quizás sea la apelación más subestimada de Médoc, pero sus vinos son siempre sinónimo de excelencia sin precios siderales.

Las dos apelaciones más pequeñas son Listrac-Médoc y Moulis-en-Médoc. Ambas tienen suelos muy diversos, lo que permite que encontremos diversas variedades en ellas. Merlot en los terrenos ricos en caliza y Cabernet en los terrenos de gravas. Los vinos de Listrac se caracterizan por ser algo rústicos y los de Moulis por necesitar muchos años en botella para expresarse aromáticamente.

Llegamos a la apelación más famosa de la región, Margaux. Desde tiempos romanos se encuentran viñedos en la zona. Como todo lo francés tiene una complicación, Margaux refiere a no una ni dos, sino a cuatro cosas diferentes y relacionadas. La apelación, el Château Margaux (uno de los cinco más importantes), una comuna y una ciudad. Para dar una idea del prestigio del nombre, la actriz y modelo Margot Hemingway cambió legalmente su nombre a Margaux, como homenaje a su vino favorito. Dataso para un asado.

1400 hectáreas con gran drenaje y brisa constante dan uvas maravillosas que brindan vinos delicados y elegantes, que envejecen con una dignidad pocas veces vista. Su gran defecto es siempre el precio.

Para terminar les cuento que todos los años se lleva adelante la Maratón de Médoc, donde además de correr por los hermosos viñedos de l región, se puede parar a tomar vino y comer en cada bodega. ¿Participarían?

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