Esta vez y con motivo de que aùn resta mucho verano en el hemisferio sur, hablarè de otra uva blanca, la màs plantada del mundo segùn algunos, la màs versàtil segùn otros tantos. A pesar que de un tiempo a esta parte parece haberse vuelto algo fuera de moda, somos muchos los que seguimos defendiendo el Chardonnay y disfrutando de la casi infinita variedad de estilos que encontramos a lo largo y ancho del mundo.
No sòlo se trata de la ùnica uva blanca de Champagne, sino tambièn la protagonista de algunos de los vinos blancos tranquilos màs caros del mundo. A diferencia del Sauvignon Blanc, le va muy bien el uso de roble, ya que por sì misma es un poco màs avara en aroma.
Su nombre proviene del pueblo homònimo ubicado en la regiòn de Bourgogne, màs especìficamente en el departamento de Saône-et-Loire. Se menciona su cultivo en la zona desde el siglo X y un dato anecdòtico del pueblo es que en 2013 contaba con la friolera de 201 habitantes. Parece increìble que un pueblo tan pequeño le haya dado nombre a la que probablemente sea la uva blanca màs conocida. La uva se supo llamar “Chardenet”, “Chaucenet”, “Chardenay” hasta que recièn en 1896, el Congreso de Ampelografìa de Chalon-sur-Saône determinò su nombre actual.
Ahora resta saber de dònde proviene la uva en sì misma. Estudios genèticos han determinado que la uva Chardonnay naciò como resultado del cruce por polinizaciòn entre la Pinot Noir y una uva tìpica de la zona, hoy extinta, como lo era la Gouais Blanc.
Al igual que en el caso del Sauvignon Blanc que veìamos hace poco dìas, como en todas las demàs uvas, el lugar de origen y la vinificaciòn influiràn muchìsimo en el perfil organolèptico del Chardonnay. Para graficarlo dejo un cuadro de Winefolly acerca de algunos tipos de Chardonnay que podemos encontrar.
Como vemos allì, cuanto màs templada sea la zona, el vino tenderà a ofrecer aromas màs frutados, pudiendo hallarse piña, banana, mango, melòn y durazno, mientras que en los climas màs frescos seràn las notas cìtricas las protagonistas, junto con aromas a manzana verde y en ciertos casos a hortalizas.
Al igual que sucedìa con el Sauvignon Blanc, es en Francia donde el Chardonnay encuentra su mejor expresiòn, particularmente en la zona de Bourgogne. Aquì quizàs el àrea màs conocida sea Chablis, una AOC que utiliza ùnicamente Chardonnay y desarrolla un estilo finìsimo, con aromas sutiles a fruta verde y cìtricos, y una mineralidad punzante . Un poco màs al sur estàn las localidades de Mersault y Puligny-Montrachet, donde se trabajan en pequeñas barricas de roble y en contacto con las lìas para hacerlos un poco màs complejos. Hay quienes aseguran que los vinos de Montrachet son los mejores vinos blancos secos del mundo.
Como mencionaba màs arriba, al Chardonnay le hace muy bien la crianza en roble, generando muchos aromas que a veces son asociados con la variedad, como pueden ser el pan tostado, vainilla y coco. Al mismo tiempo, la fermentaciòn malolàctica (proceso que transforma el àcido màlico en àcido làctico mediante el uso de bacterias) genera caracterìsticos aromas a manteca u otros tonos làcteos. Todos ellos (cuando no se abusa por supuesto) conjugan muy bien con los aromas sutiles a frutas del Chardonnay.
Asì como en el caso del Sauvignon Blanc podìamos afirmar que el nuevo mundo, quien llevaba la delantera con sus exponentes era Nueva Zelanda, en el caso del Chardonnay no està tan claro, aunque todo harìa suponer que es Estados Unidos, particularmente en California, aunque es tal la gama de estilos que se hace difìcil mencionar uno en particular.
Un paìs que en un tiempo darà que hablar y del que se hace necesario ya comenzar a estudiar es nada màs ni nada menos que China. De un tiempo a esta parte se està invirtiendo muchìsimo dinero y trabajo, siendo objetivo incluso de grandes marcas de vinos francesas e internacionales. En un salòn desarrollado en el Carrousel du Louvre en Parìs me encontrè con el ejemplar cuya foto cierra este pàrrafo. Frutas asadas y notas minerales junto con la manteca proveniente de la madera. Màs que interesante y en concordancia con el que era el slogan del stand “¿Por què un buen vino no puede venir de China?”
En Sudamèrica encontramos maravillosos exponentes en Chile y Argentina. El Valle de Casa Blanca en el paìs transandino se està convirtiendo en un àrea de referencia a la hora de hablar de esa variedad. Un ejemplo de esto es el Chardonnay Montes Alpha de Montes, tal vez la mejor bodega chilena, donde la fruta fresca se mezcla perfectamente con todo lo lindo del roble. En Argentina es Mendoza la provincia que lleva las de ganar en esta variedad, entre tantas opciones se me ocurre el Catena Alta Chardonnay, con fruta màs “tropical” que el ejemplo chileno pero manteniendo una gran frescura gracias a los casi 1500 msnm en los que se encuentran las uvas. Al gran trabajo con la madera se le agregan tonos minerales que lo hacen realmente destacado.
¿Y en Uruguay? A mi entender tenemos muy buenos exponentes de la variedad y estamos evolucionando en el uso de la madera. Mi top tres sin un orden especìfico de preferencia està formado por el Cuna de Piedra Chardonnay, un relojito de la variedad en el paìs. Buena conjunciòn siempre de fruta y madera, con un poco menos de esta ùltima en la ediciòn 2015. El Cru d`exception Chardonnay de Familia Deicas. Lo pude probar en un salòn de vino y sencillamente me emocionò. Es un vino de alta gama y con precio de lujo, pero que lo vale si nos gusta la buena influencia del roble en un vino. Para cerrar el podio tengo varias opciones en mente, pero me voy a inclinar por el Marichal Reserve Collection Chardonnay, otro gran ejemplar que conjuga frescura con untuosidad de manera armònica año tras año, ademàs de ser ingrediente del que para mì es el mejor vino rosado del Uruguay como lo es el Marichal Reserve Collection Pinot Noir blanc de noir/Chardonnay.
Nuevamente pedì ayuda a varios colegas, no sòlo sommeliers sino tambièn colegas de la comunicaciòn del vino. Nuevamente Anto de Ambroggi, Jacqueline Silva y Adriana Rossi dan su opiniòn. Se suman Alejandra Fajardo y Fabiana Knolseisen. Ademàs Viviana del Rìo, la colega del portal Bodegas del Uruguay brindò sus preferencias. Una particularidad es que varios de ellos me comentaron que el Chardonnay estaba lejos de ser su vino predilecto, pero de todas formas me comentaron cuàles eran las etiquetas que para ellos se daban mejor en el Uruguay y el por què.
Anto de Ambroggi me decìa lo siguiente: “nunca fui muy fan del Chardonnay, sin embargo desde el año pasado tuve la sorpresa de encontrarme con el Chardonnay 2015 Viña Edèn. Quienes lo hemos probado no podemos dejar de hablar de su mineralidad marcada, presente. Llegamos hasta comentar que es “piedra lìquida”, pero luego de esperarlo un rato surgen delicados aromas de piña fresca. Pero sin caer en toda esa “magia” que encerramos los sommeliers al hablar de un vino, lo defino como una gran novedad, un vino que me cambiò la idea y la concepciòn de los Chardonnay de nuevo mundo. Otra gran sorpresa fue en un viaje a Carmelo, en el Almacèn La Capilla (Bodega Cordano). Su Chardonnay me dejò boquiabierta, una combinaciòn de flores blancas y frutas blancas frescas que marcaban una elegancia y delicadeza asombrosa con un final cìtrico (de esos vinos que me gustarìan de perfume). Mi tercer elegido es Marichal. Por mantener una acidez viva y audaz elijo el Premium Varietal Chardonnay”.
Jacqueline Silva por su parte puso en su top tres a Viña Edèn, Bouza y Marichal. “La Chardonnay no es de mis uvas blancas preferidas pero estas 3 etiquetas realmente me seducen. Aunque prefiero los blancos sin madera, a los Chardonnay ese aporte les da una delicadeza y una untuosidad que a veces busco cuando quiero comer un rico risotto. Marichal en particular lo elijo por ser un buen exponente del vino joven, buena nariz, perfecta acidez y frescura”.
Adriana Rossi tuvo dos finalistas del departamento de Colonia: “Chardonnay Cuna de Piedra: año tras año sigue siendo un exquisito ejemplar de lo que da esa cepa criada en madera. Chardonnay Km 0 reserva de Irurtia: tambièn de Colonia, y es q las uvas blancas en esa regiòn tienen una personalidad ùnica. Del Km 0 destaco su toque floral. Best value: Chardonnay Pedregal de Antigua Bodega. Excelente relaciòn calidad-precio para el dìa a dìa”.
Viviana del Rìo siempre le tuvo gran aprecio al Chardonnay de Virginia de H. Stagnari. “Me gusta su aroma, yo le encuentro bien fruta de pulpa blanca, pera y durazno blanco. Me gusta su dulzor y el equilibrio en el final. Pero lo que màs me gusta es su historia. El que Hèctor Stagnari se lo haya regalado con su nombre a su esposa Virginia Moreira. Hacia fin de 2016 tuve oportunidad de visitarlos en ocasiòn de un Open Day, y Virginia contò la historia a otros concurrentes con tanto amor que hasta dijo que cada vez que la cuenta se le pone la piel de gallina. Eso me encanta, a mì me seduce probar un vino que naciò de una historia de amor. Por otro lado el de Viña Edèn me volò la cabeza pero no puedo decirte si fue la mineralidad, la acidez, o la circunstancia en que lo bebì en un día de campo de la Ruta Gourmet de Sierra de los Caracoles en Finca Babieca. Una copa de Chardonnay mirando un declive de olivos en flor nunca te puede no gustar. Ya lo había probado en el Salòn del Golf y estaba buenìsimo. Lo volvì a beber en el Mantra y estaba genial. Y se empezò a correr la voz de que ahì habìa algo muy diferente, entre la gente que sabe. Me alegrè mucho de que como simple consumidora mi paladar hubiese advertido esa ´piña en la boca´”.
Las sommeliéres Alejandra Fajardo y Fabiana Knolseisen eligieron tres y una etiqueta respectivamente. Alejandra se inclinò por el RPF de Pisano, el Marichal premium y el Carrau reserva porque “RPF te puede o no gustar pero seguro te sorprende, Marichal mantiene la tipicidad siendo muy fàcil de beber y Carrau incorpora muy bien la madera”. Fabiana se decantò por un solo exponente, el Atlàntico Sur de familia Deicas, porque “me gusta como se nota la madera sin matar la fruta y la frescura”.