Hay vinos que uno disfruta, vinos que uno venera y vinos que uno quiere. Este es un ejemplo que reùne para mì los tres elementos. Se trata del Pinot Viejo 2002 de Los Cerros de San Juan, un Pinot Noir con diez años de barrica. Este vino nace como un homenaje al antiguo Pinot Viejo, vino que supo ser ìcono de la viticultura nacional hace muchas dècadas ya.
En vista aparece de color bordeaux con reflejos que van hacia un tono de ladrillo oscuro. Destacable intensidad cromàtica para un Pinot Noir, cepaje que no suele tener gran profundidad en su color.
La nariz es el punto alto de este vino. Despliega aromas a frutillas y moras en mermelada, caramelo, tabaco, cafè, hojas mojadas, sotobosque, tierra hùmeda. Es un vino que autòmaticamente me hace pensar en el otoño. A todo lo anterior se le agregan las notas de madera obvias por su largo pasaje en barricas y el infaltable toque eucaliptado de los vinos de Los Cerros de San Juan.
En boca es sedoso, fresco y complejo. Su sabor es a frutas pasas maceradas y setas. Su final de boca es medio y su retrogusto va hacia el lado de la tierra y las hojas, junto con un caramelo tostado al final.
Un vino espectacular al que una vez definì como esa persona mayor que al principio parece que no dijera nada, pero cuando uno lo escucha con atenciòn se da cuenta de lo mucho que tiene para decir.
Fue el acompañante ideal de una sencilla pero muy rica pasta con salsa de tomates y hongos, muchos hongos. Recomiendo refrescarlo un poco en la heladera para tomarlo a unos 16 grados y decantarlo para escuchar todo lo que tiene para contarnos. Precio aproximado: $ 520.