Hace varios años escribí sobre el Sauvignon Blanc, una de mis uvas blancas preferidas para cuando quiero tomar algo refrescante, con buena acidez, pero también con una versatilidad de estilos que van desde el “vino de desayuno” hasta opciones mucho más intensas.
Ya hablé en su momento de los perfiles aromáticos que puede brindarnos la variedad, pero para seguir, si no quieren volver a leer el artículo, aromas herbáceos y cítricos en climas fríos y aromas de frutas tropicales junto con esa nota herbácea en los climas más cálidos.
Hoy les voy a contar un poco sobre la cuna del Sauvignon Blanc, el Valle del Loire. El Loira se extiende por más de 1000 kilómetros, así que para ser más estrictos, hablaré del Loire Central, es decir, más cerca de la naciente. De hecho, estamos a poco más de 100 kilómetros de la Bourgogne, de tan al este que nos encontramos. Pueden verlo en el mapa que ilustra la nota.
Aclaro que se cultiva Sauvignon Blanc en otras partes del Loire, pero no tienen la importancia o el protagonismo que se encuentra en el Loire Central. La distancia al mar brinda un clima continental, típico del centro de Europa, donde los cambios entre estaciones son realmente notorios y las precipitaciones más abundantes. Aquí, la acidez y los aromas sutiles de las uvas se ven impulsados gracias a las temperaturas otoñales. La posibilidad de enfermedades fúngicas es alta, pero el Sauvignon Blanc, uva que me motiva hoy a escribir, es bastante resistente.
El suelo es muy particular, ya que cuenta con tres tipos diferentes, pero todos sobre una base que quizás les suene de algún lado. Estamos en el final del anillo de Kimmeridgian, una formación geológica de arcilla, margas, calizas y especialmente esquisto. Esta formación nace en Inglaterra, cerca del pueblo de Kimmeridge y se encuentra también en Côte de Bars (Champagne), Chablis y Auxerre (Bourgogne) y termina justamente aquí.
Los tres suelos superficiales en la región son “terres blanches”, “caillottes” y “silex”. La traducción de terres blanches es bastante directa, tierras blancas, un suelo compuesto principalmente por margas calcáreas (mezcla de arcilla y caliza), rico en minerales con buena retención de agua, lo cual da vinos con buen potencial de guarda. Lo encontramos también en Chablis, lo cual explica cómo, a pesar de ser dos uvas diferentes, encontramos ciertas características similares.
Caillottes se traduce como cantos rodados calizos y, obviamente, tiene un muy buen drenaje. Al calentarse durante el día y reflejar dicho calor, permite una maduración más rápida de la uva. Los vinos serán más ligeros y aromáticos. Por último, el silex es lo que conocemos como pedernal, que le da notas ahumadas a los vinos que recuerdan el olor a pólvora.



Vayamos entonces a las apelaciones. Indiscutiblemente, las dos más conocidas son Sancerre y Pouilly-Fumé.
Sancerre es una apelación con poco más de 3000 hectáreas de viñedo y el 80% de su producción es blanco (también produce rosados y tintos 100% Pinot Noir). Los blancos son 100% Sauvignon Blanc y la característica principal es el tono mineral, casi salino, de los vinos. Esto va de la mano con pomelo rosado y lemongrass, aunque cuando el año es cálido, encontramos aromas más tropicales. La acidez natural que encontramos en la apelación hace que sean vinos que “dan sed tomarlos”, ideal para aperitivos, platos del mar o quesos de cabra. Los precios van desde los 10€ hasta más de 150€ para vinos excepcionales. Los grandes exponentes son vinos que merecen ser esperados para desarrollar aromas más complejos que van a mutar hacia mermelada de limón y mandarina, con notas que recuerdan el mar y piden rabas a gritos.
Pouilly-Fumé es una apelación más pequeña, con 1400 hectáreas, que solo produce vinos blancos 100% Sauvignon Blanc sobre un suelo de pedernal que le provee este aroma tan característico que además da nombre a la apelación, el humo. A tal punto está presente esta condición que el otro nombre por el que se conoce la uva aquí es “Blanc Fumé”. También se le llama así porque la uva, cuando madura, se cubre con un polvillo grisáceo que da la impresión de un velo ahumado. Podemos encontrar, además de los aromas ahumados, flores blancas y notas herbáceas que recuerdan al espárrago y van muy bien con este. Además, los frutos del mar, especialmente las ostras, son un maridaje sencillamente Divino (la mayúscula es necesaria). El rango de precios es bastante similar al de Sancerre, pero en mi opinión, el potencial de guarda es un poco menor.

Luego de las dos apelaciones más conocidas, encontramos a Menetou-Salon y Quincy que vienen ganando popularidad en los últimos años. Menetou-Salon es un poco espejo de Sancerre, ya que produce blancos, tintos y rosados de las mismas uvas. Son poco menos de 600 hectáreas y aquí el suelo de Kimmeridgian del que hablamos antes se encuentra más cerca de la superficie, otorgando a los vinos un poco más de acidez. Hay notas a manzanilla, tiza, flores de verano y algo de especias como el jengibre. Podemos encontrar algo de heno entre las notas herbáceas que se destacan. El potencial de guarda es de máximo 5 años en la mayoría de los casos, aunque creo que a los tres años está en el tope para disfrutarlos. En cuanto a los precios, el rango es bastante menor, ya que encontrar botellas por encima de 30€ es una rareza.
Luego tenemos Quincy, que en realidad es la única hasta ahora que no es obligatoriamente 100% Sauvignon Blanc, ya que el Sauvignon Gris está permitido, a pesar de que hay muy pocas hectáreas plantadas de esta variedad. Como diferencial, además de carecer de la mineralidad de las otras apelaciones, encontramos notas refrescantes de mentol y toques de acacia.
También encontramos la apelación de Reuilly, con sus blancos 100% Sauvignon Blanc que brindan notas más florales y herbáceas que frutales. Son intensos y, al no tener la fama de las otras apelaciones, sumado a que son solo 350 hectáreas, no es muy fácil de encontrar. La misma cantidad de hectáreas tiene Coteaux du Giennois, apelación con la que no recuerdo haberme cruzado desde que estoy aquí. Nunca probé un vino de allí, pero investigando descubrí que el aroma a pera es una característica que se suma a las notas que encontramos en la región.
Párrafo aparte para una opinión sobre el vino uruguayo. Si bien me alegra muchísimo la presencia y explotación del Albariño en nuestra tierra, donde estoy convencido que encontró su segundo hogar fuera de Galicia, en el fondo me da un poco de pena que no se haya profundizado un poco más en el Sauvignon Blanc, que creo y lo haré siempre, que tiene un potencial enorme en Uruguay.
Bueno, ¿qué estilo de Sauvignon les gusta más a ustedes ? ¿Algo fresco y mineral o más amplio y tropical?