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La Bourgogne es una región espectacular, hogar de algunos de los vinos más buscados del mundo y la meca del Chardonnay y el Pinot Noir, siendo casi indiscutible esta afirmación. Podrán gustar más o menos, pero es claro que allí las dos variedades son reinas en sus territorios. La Bourgogne no es tan compleja como puede parecer a simple vista, aunque sí esconde muchos secretos. Develarlos todos sería imposible así que lo que voy a hacer es contarles un poco más de una de sus subregiones.

Como repaso, la Bourgogne tiene cinco regiones: De norte a sur son Chablis y alrededores (sobre Chablis ya hablé en su momento aquí), Côte de Nuits, Côte de Beaune (ambas forman la Côte d’Or), Côte Chalonnaise y Macconais. La Bourgogne cuenta con 84 apelaciones de origen, ni más ni menos. Si será importante estar actualizado, que hace unos años este número ascendía a 100 y probablemente en poco tiempo ya cambie de nuevo.

Las apelaciones se separan de la siguiente manera. Siete apelaciones regionales, responsables de más de la mitad de la producción. En ellas el vino se puede hacer con uvas de cualquier lugar de la Bourgogne. Las identificamos porque en la etiqueta aparecerá la región o el área de producción (Bourgogne Hautes-Côtes-de-Beaune), así como el método de elaboración (Crémant de Bourgogne) o la uva (Bourgogne Gamay).

Luego encontramos 44 Apelaciones Village que incluyen los Premiers Crus. Como su nombre lo indica, son vinos procedentes de un pueblo en particular. En cada pueblo puede haber varios crus, entonces si el productor elabora el vino con las uvas de algunos de esos crus, puede ponerle la denominación Premier Cru en la etiqueta. Pero el Premier Cru no es una apelación en sí misma, sino que pertenece a las Apelaciones Villages. Hay 635 Premiers Crus.

Por último, llegamos a la cúspide de la pirámide de calidad, los Grands Crus. Son parcelas que se diferencian de los Premiers Crus por ser más prestigiosas. Hay 33 de ellas y son responsables por tan solo el 1 % de la producción.

De los 33 Grands Crus encontramos uno en Chablis (Chablis Grand Cru), 24 en Côte de Nuits y 8 en Côte de Beaune.

Habiendo hecho esta introducción, hoy me voy a concentrar en la Côte de Nuits, la cual se extiende por menos de 20 kilómetros desde Dijon hasta el pueblo de Corgoloin y se conoce como el “Champs-Elysées” de la Bourgogne. La altura promedio es de 300 metros y la mayoría de los viñedos están orientados al este. Es hogar de algunos de los Pinot Noir más prestigiosos del planeta. Las uvas permitidas son cuatro, Pinot Noir y Chardonnay evidentemente, pero también Aligoté y Pinot Gris, la cual se conoce localmente como Pinot Beurot. Casi el 90% de la producción es tinta, por lo que los blancos de la región son también buscados por su rareza.

Como dije anteriormente, hay 24 Grands Crus en Côte de Nuits, 23 de ellos tintos. El otro es Musigny, donde encontramos tanto vinos blancos como tintos. Ahora enumeraré las diferentes localidades de norte a sur, haciendo énfasis en aquellas donde encontramos Grands Crus.

Primero encontraremos Marsannay, donde no hay ni Grand ni Premier Crus, pero es afamada por sus vinos rosados delicados y frutados. Fixin tiene seis Premiers Crus y sus tintos son excelentes para esperarlos varios años, gracias a sus taninos y firmeza. Enseguida llegamos a la primera localidad que resalta en la región y el mundo, Gevrey-Chambertin. Hay nueve Grands Crus aquí: Chambertin, Chambertin-Clos de Bèze, Chapelle-Chambertin, Charmes-Chambertin, Mazoyères-Chambertin, Mazis-Chambertin y Ruchottes-Chambertin. Todos ellos tienen la suficiente acidez y carga tánica para una guarda importante. Los primeros aromas que encontramos son mora, violetas, frutillas, rosas… Con los años aparecen el cuero, el regaliz y notas animales.

Morey-Saint-Denis cuenta con veinte Premier Crus y cinco Grand Crus. Ellos son Clos de la Roche, Clos Saint-Denis, Clos des Lambrays, Clos de Tart y Bonnes Mares. Conjuga la potencia de los vinos más al norte con la delicadeza de las apelaciones al sur. Los vinos de Morey-Saint-Denis van a tener aromas más a frutas negras como el cassis, la ciruela o incluso la cereza negra. Con el tiempo aparece una hermosa trufa de fondo, que a veces hay que darle unos minutos para que se aplaque y no invada la experiencia.

Chambolle Musigny cuenta con 24 Premiers Crus y 2 Grands Crus: Bonnes Mares (compartido territorialmente con Morey-Saint-Denis) y Musigny, el único Grand Cru de Côte de Nuits con el derecho de producir vinos blancos. En los vinos de Chambolle-Musigny encontramos aromas a violetas y pequeñas frutas rojas como grosellas y frambuesas. Con los años aparecen especias y frutas muy maduras.

Vougeot cuenta con un solo Grand Cru: Clos de Vougeot, con la particularidad de ser el único Grand Cru de la Bourgogne que se encuentra en la base de la colina y no en su cima.

Si llegamos hacia el sur, encontramos quizás el nombre más reconocido en la Bourgogne, Vosne-Romanée. Los ocho Grand Cru son La Romanée, Romanée-Conti, Romanée Saint-Vivant, Richebourg, La Tâche, Échezeaux, Grands Échezeaux y La Grande Rue. Fruta muy madura y tonos especiados, evolucionando hacia las cerezas maceradas y cuero. Los vinos más aterciopelados que vamos a encontrar en nuestras vidas probablemente.

Por último, antes de adentrarnos en la Côte de Beaune, tenemos la localidad de Nuits-Saint-Georges con la friolera de 41 Premiers Crus.

Espero que esto les de un pantallazo sobre la riqueza de la región. Como habrán visto, hay mucho para estudiar, pero tampoco es imposible. Es lo lindo que tiene esto; siempre hay algo nuevo para descubrir y algo viejo para aprender. En breve seguiré hacia el sur para contarles sobre los blancos míticos de la Côte de Beaune.

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