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El vino forma parte de la historia de la Humanidad desde hace algo màs de 5000 años, habièndose hallado pruebas de la existencia de esta bebida en Haji Firuz, (actualmente Iràn). Es alrededor del 200 A.C. que el vino entra en la penìnsula de Italia y a partir de allì, gracias al Imperio Romano, se extiende a otras regiones de Europa, ya que los romanos se encargaron de plantar viñedos en todos los territorios ocupados, incluso en zonas al norte del paralelo 55, es decir, mucho màs allà de las actuales zonas vinìcolas.

El vino se utilizaba para los bacanales, las cenas y tambièn para algo tan sencillo y necesario como purificar el agua. Por supuesto que los vinos de aquella època debìan ser algo complejos de tomar para nuestros paràmetros (no sòlo por su sabor, sino tambièn por su alta graduaciòn alcohòlica) pero tambièn para los suyos. Es por eso que una pràctica normal era la de mezclarlo con hierbas, agua salada o dulce (a razòn de dos partes de agua por cada parte de vino), miel, especias, etc…

Si bien muchas mezclas eran libres, otras tantas estaban reguladas y llevaban nombre, como es el caso del Mulsum, un vino tìpico del Imperio Romano que sobreviviò a la caìda del mismo. La receta que llegò hasta nuestros dìas està bastante discutida, pero se trata de utilizar el primer prensado del vino y hacerlo fermentar junto a la miel (a razòn de cuatro partes de vino y una de miel). Luego se le agregaban diferentes hierbas y especias, como tomillo, orègano, pimienta, etc.

Visitando la regiòn de Languedoc-Roussillon al sur de Francia, tuve la oportunidad de conocer la ciudad de Narbonne. La misma tiene màs de 2000 años de historia y entre tantas particularidades, pasa por allì la “via Domitia,” primera ruta que uniò Roma con España pasando por el sur de la Galia. Allì adquirì un vino “Mulsum” de Domaine du Cardona, hecho con la receta original de un cèlebre agrònomo romano del siglo I llamado Columelle (la bodega usa como base un blend de Syrah, Garnacha y Carignan). Este vino era recomendado por los mèdicos romanos ya que “conservaba la juventud”, aunque por ley estaba prohibido que las mujeres lo tomaran (este y cualquier otro vino). El vino actualmente se vende en un porròn de ceràmica como el que precede el artìculo. Debajo podemos ver el tapòn de cera con el sello de la bodega.

La etimologìa del nombre Mulsum parece provenir de “Mulcere”, que significa “acariciar”, haciendo referencia a la delicadeza del vino. Este pàrrafo fue escrito antes de probar el vino asì que luego retomarè este punto para confirmar o no dicha relaciòn. En la època romana se servìa al comienzo de los banquetes. Actualmente la ficha tècnica indica que puede acompañar un magret de pato con hongos, quesos fuertes como el Roquefort y postres basados en chocolate.

Vayamos entonces a la degustaciòn. Es un vino que merece un acercamiento diferente al que estamos acostumbrados, entendiendo el contexto històrico de su elaboraciòn. El color es bordeaux oscuro (muy oscuro) con ribetes violetas intensos. Al moverlo en la copa, sus 14 grados de alcohol y el contenido de miel hacen obviamente que se quede adherido a las paredes de la misma, tomàndose mucho tiempo para bajar. El aroma es complejo gracias al influjo de las hierbas. Uvas pasas se mezclan con tomillo, nuez moscada, pimienta, clavo de olor, algo herbal y un dejo de miel menor al esperado. Algunos aromas son difìciles de atribuir a las variedades (Syrah, Garnacha y Carignan) o al agregado herbal, como puede ser el caso de la pimienta, pero sin dudas se ve potenciado.

No es tan dulce como suponìa y resulta bastante suave, por lo que la etimologìa de su nombre podrìa ser correcta. Sorprendentemente resulta màs “rico” estando a temperatura ambiente que servido frìo como recomiendan. Tiene buena acidez y sabores a romero, laurel y miel. Recuerda a un Fernet pero bastante màs suave. El final de boca es corto y si lo analizamos con los paràmetros actuales, se trata de un vino que no se destaca demasiado por sì mismo. Pero cuando lo consideramos como lo que es, una pieza de historia traìda a la actualidad, resulta una experiencia muy, pero muy satisfactoria.

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