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Hace pocos dìas tuve la oportunidad de probar en un pequeño pub de Parìs el whiskey Nikka from the barrel, quedando absolutamente sorprendido por su calidad y su suavidad. Sì, suavidad. A pesar de tener màs de 50 grados de alcohol que se sienten en nariz, los mismos desaparecen en la boca. Si le agregamos un poco de agua, los aromas ahumados y a frutos secos inundan la nariz. Al llegar a la boca despliega notas acarameladas y a frutas pasas notables, junto con vainilla y dejos de tierra mojada.

De unos años a esta parte los whiskies japoneses estàn ganando terreno no sòlo en los mercados y las gòndolas, sino tambièn en las listas màs prestigiosas como la de Jim Murray, “Whisky Bible”.

La explosiòn comercial coincide en gran medida con el estreno de la pelìcula “Lost in traslation” de Sofia Coppola, protagonizada por Bill Murray y estrenada en 2003. Allì, un actor de cine venido a menos va a Japòn para filmar un comercial de whisky, whisky Santori. “It`s Santori Time”.

Pero ni la pelìcula ni el marketing pueden explicar el por què de la calidad de los whiskies japoneses y su irrupciòn en los rankings de los ùltimos años. Aquì les cuento un poco la historia del whisky japonès y còmo se ha convertido en lo que es hoy en dìa.

La foto que actùa de preludio a este pàrrafo es de Masataka Taketsuru, un quìmico japonès que a fines de la dècada de 1910 fue enviado a Escocia a aprender sobre whisky, no sòlo sobre la bebida en sì misma, sino tambièn còmo construir una destilerìa. Pasò por varias destilerìas donde desarrollò pràcticas y estudiò Quìmica en Glasgow. Como buen oriental, documentò con precisiòn su trabajo pràctico con el fin de desarrollarlo en su paìs natal. Al volver a su paìs en 1920, la situaciòn distaba de ser la ideal debido a la fràgil situaciòn econòmica luego de la primera guerra mundial. Taketsuru renuncia a su trabajo y es contratado al poco tiempo por Shinjiro Torii (empresario del vino) y al poco tiempo crean la primera destilerìa de whisky de Japòn, que posteriormente se llamarìa Suntory.

Al poco tiempo renuncia a Suntory debido a que los primeros productos distaban de ser lo que esperaba. En 1934 funda Nikka, por lo que su nombre està ligado a dos de las màs conocidas (si no las màs) destilerìas de Japòn.

Al igual que sucediò en el resto del mundo, el whisky de mezcla fue perdiendo popularidad frente al whisky de malta a partir de la dècada de 1990. Ese hecho coincide en el tiempo con el comienzo de la exportaciòn de whisky japonès al mundo.

El whisky japonès es hijo del escocès, pero parece haberlo alcanzado y superado en algunas ocasiones. La materia prima es muchas veces la misma (comprada en Escocia incluso), los alambiques y equipo son similares, pero el mercado japonès se diferencia por la ausencia del comercio de barriles entre destilerìas y mezcladoras como sucede en Escocia. Por lo que cada gurpo debe ser autosuficiente y por lo tanto genera un abanico de aromas y sabores ùnico.

Los fanàticos rescatan este hecho y le dan gran importancia, ya que la variedad que se encuentra es extremadamente amplia gracias a la variaciòn en los grados de ahumado de la malta, la utilizaciòn de diferentes tipos de levadura, fermentaciones màs o menos cortas, distintos tipos de alambiques y hasta filtrado en carbòn de bambù (esta tècnica es bastante nueva y se inspira en destilerìas como Jack Daniel`s y Dickel`s en Tennessee).

Por ùltimo pero no menos importante, estàn los barriles utilizados. La gran mayorìa del whisky japonès (un 90%) se envejece en barriles de bourbon o Tennessee Whiskey), el resto en barriles de jerez, de licor de ciruela, cedro, roble con sàndalo y hasta roble japonès.

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En definitiva, si a la centenaria tradiciòn escocesa le aplicamos la dedicaciòn y perfeccionismo japonès, la historia no podìa ser otra que encontrarnos frente a algunos de los mejores whikies del mundo.

Lamentablemente en Uruguay no tenemos exponentes a la venta, pero sí en la vecina orilla o a la mano de algùn generoso viajante.

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